lunes, 17 de junio de 2013

SAN LAZARO DE CUBA

En el Evangelio según San Lucas, Jesucristo nos narra la historia de un mendigo llamado Lázaro que todos los días se encontraba echado a la puerta de un hombre rico y lleno de llagas ansiaba saciarse de las migajas que caían a la mesa del rico y aún los perros venían y le lamían las llagas (Lc 16:21) Sin embargo, San Lucas no dice que fuera leproso. Este evangelio nos enseña que murió el mendigo y fue llevado al Cielo, mientras el rico estando en tormentos vio de lejos a Abraham y a Lázaro en su seno.

El evangelio explica que el rico quiso que Abraham resucitara a Lázaro para que testificara a su familia, a fin de que no vengan a este lugar de tormento. Abraham respondió a la petición del rico: si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantara de entre los muertos. El pobre pudo estar en el Cielo porque creyó en la Palabra de Dios. El Evangelio no nos dice nada más sobre la vida este mendigo, por lo que probablemente se trata de un personaje ficticio.

En el Evangelio según San Juan se nos narra otra historia: la de Lázaro, el amigo de Jesús, que vivía en Betania, Palestina. Un día los vecinos del lugar se sorprendieron con la muerte de Lázaro pero Jesús al llegar allí ordenó quitar la piedra del sepulcro donde estaba enterrado. Entonces Jesús dijo: Lázaro, ¡sal fuera! Y el que había muerto, salió.
Este es la historia de Lázaro de Betania narrada por el evangelio según San Juan. Según una leyenda medieval, Lázaro escapó de Palestina junto a un grupo de discípulos de Cristo en un barco hacia Provenza, Francia. Desde allí fue a Marsella, predicando el cristianismo, logrando la conversión de muchos de los habitantes de dicha ciudad e incluso hasta llegar a ser obispo de la región. En la persecución del emperador Domiciano fue encarcelado y decapitado. Más tarde su cuerpo fue enterrado en la catedral de un pueblo llamado Autun. Pero los habitantes de Marsella dicen tener su cabeza que todavía veneran. La fecha de su muerte un 17 de diciembre se consideró digna de recordar porque ese día fue recibido en el Cielo.

Sin embargo, según la Enciclopedia Católica la imagen de Lázaro vestido con una túnica de obispo como la que está en el santuario del Rincón no se corresponde con la historia de Lázaro de Betania - el resucitado por Jesús – pues éste nunca llegó a ser obispo sino representa a un obispo de Aix – una región francesa – quien fue ordenado en Marsella en el año 407, viajó a Palestina y retornó a Francia, pasando sus últimos días en Marsella, aunque nunca se le ha considerado santo. El hecho de haber viajado de Palestina a Francia y llamarse Lázaro dio lugar a la leyenda que hizo de Lázaro de Betania y Lázaro de Aix la misma persona. Aunque el Lázaro que la Iglesia católica venera en El Rincón es el amigo de Jesús lo representa con el atuendo de un obispo de los primeros tiempos de la Iglesia, también llamado Lázaro pero que nunca fue canonizado.
Lázaro de Betania, sin embargo, no es en el que muchos cubanos creen sino en el mendigo de la parábola de Jesús que no era un personaje real. La iglesia católica nunca ha dado oficialmente culto a Lázaro el mendigo.

En la Edad Media existía una orden religiosa católica dedicada a cuidar leprosos y que llevaba el nombre de San Lázaro. Asimismo un hospital para atender leprosos construido en el siglo XVII en la calle habanera de San Lázaro estuvo dedicado a dicho santo y luego al ser trasladado a El Rincón en 1936 en éste se erigió y dedicó una capilla.

Sin embargo, los hospitales dedicados a cuidar leprosos llevaron el nombre de San Lázaro por Lázaro de Betania, no por el mendigo de la parábola. No se sabe exactamente por qué la imaginación popular identificó a Lázaro el mendigo con Lázaro de Betania. Tampoco se conoce por qué identificó a éste último con un obispo que nunca fue canonizado. Esta confusión continúa hasta nuestros días, a tal punto que el 17 de diciembre continúa celebrándose por la Iglesia católica cuando esta fecha corresponde a la leyenda del supuesto viaje a Francia de Lázaro de Betania, día en que recibió el martirio. ¿Cuándo murió Lázaro de Betania? ¿Cómo ocurrió su muerte? No lo sabemos.
La confusión mayor, sin embargo, radica en que el pueblo acude a Lázaro ignorando que el amigo de Jesús por sí mismo no puede hacer ningún milagro. Solo Dios, cuando le pedimos en el nombre de Jesús puede hacerlo.